lunes, 28 de mayo de 2012

La maquina de vapor


La industria del algodón
El primer paso en la transformación del sector textil inglés fue el cambio de materia prima: de la lana al algodón; los motivos son fáciles de entender: una exportación de este producto a Europa era impensable dada su abundancia, además, los primeros intentos de acelerar las labores y de mecanizar el proceso de hilado y tejido de lana demostraron la ineptitud de este material para este proceso; la abundancia de algodón en las colonias y lo fácil de traerlo de fuera (unido al hecho de que nadie podía producirlo como tejido a la velocidad que las máquinas inglesas lo hacían) le supuso hacerse con un producto sin competencia; la tecnificación al que se sometió el proceso de hilado y tejido demostró que se podía acelerar el proceso, fabricando más en menos tiempo y abasteciendo la demanda del sector comercial.
Máquina de hilar Jenny, inventada por
James Hargreaves en 1764
Los primeros procesos mecánicos a que se vio sometida la fabricación de textiles consistieron en la aplicación de energía no humana: norias movidas por agua, máquina de vapor, todas ellas imprimían un ritmo a la actividad para el cual la lana era inútil; el cambio por el algodón era inminente. La posterior introducción de una novedad en cualquiera de los dos procesos (hilado – tejido) imprimía la necesidad de otro cambio similar en el otro proceso (el acelerar el tejer hizo preciso producir hilo a mayor velocidad que a su vez dotaba de mayor materia para el hilado) Sumemos todos estos avances y observamos cómo la productividad se ha multiplicado, cómo los precios se han abaratado y crecido la oferta de productos; solo parece haber un punto negro: la mecanización está dejando sin trabajo a parte de la mano de obra que se ha trasladado desde el campo (con lo cual, al haber mayor oferta de mano de obra, caen los salarios que se pagan a los trabajadores); pero la demanda exterior se podía cubrir.

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